Cada vez más personas buscan opciones de alimentos saludables, locales y densos en nutrientes para llevar a su mesa, e incluso, crece el interés por saber la historia detrás de ese alimento: cómo fue producido y quienes lo han realizado.

 

Esta demanda creciente pone a la agricultura en superficies pequeñas en el centro de la escena diaria, y es un incentivo para la transición de pequeños productores y la vuelta al campo con nuevos emprendimientos a escala humana. Un campo con más personas, menos máquinas, cantidades mínimas de combustibles fósiles, sin químicos, con un vínculo más estrecho con la comunidad, productivo, con más biodiversidad por encima y por debajo del suelo, y bajo un manejo regenerativo que fortalece cada temporada la salud y fertilidad del agroecosistema, la biodiversidad, la comunidad y la rentabilidad del emprendimiento.

Algunas características que destacan un modelo de agricultura regenerativa en pequeña escala son:

 

  • Productividad alta en una superficie pequeña
  • Diversificación de la oferta

  • Mayor densidad de siembra

  • Elaboración de abonos y biofertilizantes 
  • Alargar la temporada 
  • Venta directa al consumidor

 

Es fundamental para iniciar un proyecto que definamos un propósito con el que estén alineadas las personas involucradas y realizar un análisis profundo del clima y la geografía. Además, contemplar desde el inicio la comercialización es fundamental para la sostenibilidad del proyecto.

 

CONTEXTO

Al momento de emprender un proyecto hortícola es fundamental realizar un buen diagnóstico. Es clave comprender cuáles son las reglas de juego (contexto y clima) y cuál es nuestro tablero de juego (geografía) antes de querer abordar aspectos técnicos de los cultivos.

  • El primer paso es definir el propósito del proyecto con el cual estén alineadas las personas involucradas directa o indirectamente, para luego, realizar un profundo análisis del clima y la geografía. Y como piedra angular del proyecto debemos contemplar desde el inicio la comercialización de nuestra producción: qué vamos a vender, cuál es nuestro mercado y qué volumen de hortaliza debemos producir nos garantizará la salud del emprendimiento. Es a partir de aquí que tenemos un buen marco para la toma de decisiones. En síntesis: * Propósito * Clima * Geografía * Mercado

Una vez definido el propósito, realizado el contexto y evaluadas las variables se encuentra perfilado el rumbo del emprendimiento y se puede empezar a darle forma al diseño.

 

DISEÑO

“Existen reglas relacionadas con la disposición, la orientación, las interacciones… Un conjunto de principios que rigen el porqué y el cómo disponemos los elementos de esta manera y por qué funcionan.” Bill Mollison

 

Integración del entorno

Debemos incluir en el diseño la biodiversidad que rodea el establecimiento y la huerta, como puede ser el monte, bosque, pastizales, fuentes de agua y otros elementos, así como también las actividades productivas de nuestros vecinos con quienes se pueden generar sinergias. Si no contamos con animales en nuestro establecimiento, es una excelente oportunidad de conseguir bosta animal para elaborar nuestros propios abonos y biofertilizantes.

 

Distribución y recorrido del espacio

Ocuparse de la distribución del espacio permite organizar las diferentes zonas de cultivo para mejorar la eficacia de cada tarea cotidiana. Para lograrlo hay que tener primero una visión de conjunto de todas las estructuras (lugar de almacenamiento y distribución, depósitos de agua, invernaderos, plantinera, zona de abonos, etcétera) que forman parte del establecimiento y diseñar bien la estrategia para la organización de las zonas. Es recomendable sumergirse en conceptos de diseño reunidos por la permacultura o criterios de la planificación de tierras basados en la escala de permanencia que desarrolló P.A. Yeomans.

Procurar una distancia equilibrada entre cada zona de cultivo con las infraestructuras más frecuentadas nos evitará perder tiempo, energía, motivación y ritmo de trabajo. Una vez definida la disposición de las infraestructuras y caminos, podremos diseñar en detalle los espacios de cultivo.

 

Dimensionar y estandarizar los bancales

Con el fin de simplificar y hacer más eficiente el manejo de los cultivos, ya sea que se trabaje con herramientas manuales o con tractor, es fundamental la estandarización de las dimensiones de los bancales para poder estimar y calcular mejor:

 

  • Compra de semillas

 

  • Elaboración y dosificación de los abonos y biofertilizantes

 

  • Producción y rendimientos

 

  • Rotación de los cultivos

 

  • Requerimientos de riego

 

  • Recursos humanos

 

  • Comercialización y logística

 

 

Elección de las parcelas

Se deben garantizar las condiciones óptimas para el establecimiento y desarrollo de cada cultivo teniendo en cuenta:

 

  • Luz

 

  • Temperatura 

 

  • Humedad

 

  • Zona no inundable 

 

  • Ciclos naturales

 

 

Biodiversidad planificada

Una buena estrategia es tener plantas haciendo fotosíntesis todo el año, cubriendo el suelo, manteniendo la humedad y con diversidad de raíces, ya sea con diversidad de cultivos asociados y en rotación, como con arbustos, aromáticas y flores que favorezcan el control biológico de posibles plagas.

 

Abonos y biofertilizantes

Con la cosecha de cultivos anuales se extraen del suelo minerales, materia orgánica, microorganismos y nutrientes. La elaboración de bioinsumos con materiales locales es una clave para mantener la salud y armonía nutricional del suelo, cultivos, frutales, colmenas y animales, y por consiguiente, personas y comunidades sanas.

 

Nuestro mundo necesita que se multipliquen las granjas pequeñas a escala humana. 

 

¿Qué aspecto de la infografía quisieran que profundicemos en otra publicación?

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